Yo, que he vivido el cáncer en primera persona, no en una, sino en dos ocasiones, me mantengo firme. Firme ante las preguntas, la rabia, la impotencia, el llanto desesperado, la soledad , los porqués y la negación.
Acepto la situación que me ha tocado vivir, como a otras muchas mujeres, pero lo hago preparada, con una mente llena de confianza y optimismo y una actitud positiva ante la vida.
Con vistas a mirar hacia delante evito mirar hacia atrás. No negando el tiempo que he estado peleando contra el cáncer o ignorándolo, sino tomando la decisión de ser consciente de la lucha que he llevado o en la que estoy en este momento.
Somos mucho mas fuertes de lo que pensamos. He sido golpeada, noqueada, mi confianza ha sido puesta a prueba, pero he mirado de frente y he elegido vivir. Aunque he perdido mucho, he ganado más. Ahora soy diferente.
El cáncer me ha enseñado mucho, quizás una lección de vida que jamás hubiera deseado conocer, pero sin esta experiencia no habría tenido la oportunidad de elegir. Elegir vivir con plenitud y junto a las personas que realmente importan.
He podido comprobar que la unión hace la fuerza, sin duda. Y rodearte de las personas que más te quieren y que tienen el valor de quedarse contigo en esta batalla, tiene un poder terapéutico insospechado…
Y ahora que estoy en la cima, que casi he sido capaz de alzar mi bandera de victoria, ha llegado el momento de hacer de esta lucha personal, una lucha colectiva, para gritar al mundo la parte positiva de este camino. Un camino de compromiso diario conmigo misma y con los que me rodean.
Así ha nacido BANDERA ROSA.
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